En un mundo cada vez más sostenible, las empresas se ponen las gafas verdes para mirar hacia el futuro. El sector tecnológico se encuentra en disposición de jugar un papel central en el cambio de paradigma hacia el Net Zero, ya que puede allanar el camino para moderar el impacto medioambiental de las compañías. ¿Cómo? A través, por ejemplo, del IaaS.

Las infraestructuras en la nube se están alzando como una solución clave y cada vez más popular para compañías de todo tipo, gracias a los múltiples beneficios que ofrecen, tanto a nivel de negocio como sostenible. Lo cierto es que, cuando una empresa prescinde de un data centre propio y opta por usar la infraestructura de un tercero, esto supone no solo un ahorro de costes y de espacio físico, y una mayor flexibilidad y escalabilidad; también permite reducir considerablemente la huella de carbono.

Pongámoslo en cifras: según un reporte de Accenture de 2020, migrar a un IaaS puede reducir el uso de energía en hasta un 65%, mientras que las emisiones de carbono se pueden reducir hasta en un 84%. Los centros de datos consumen mucha energía y, pese a que cada vez están surgiendo más opciones de CPD sostenibles, estos suelen requerir grandes cantidades de energía tanto para funcionar como para mantener las condiciones de refrigeración adecuadas.

 

Las dificultades de los grandes proveedores y el futuro de todo un sector

Las infraestructuras en la nube son imprescindibles para las organizaciones que quieren ser escalables y que se nutren y utilizan tecnologías potentes, como la IA. Pero el sector cloud debe encontrar una fórmula para moderar las emisiones y favorecer la eficiencia energética de los CPD, sobre todo si se quiere cumplir con los compromisos sostenibles de la Agenda 2030. Volviendo a tirar de datos: se calcula que, en 2025, los data centre consumirán 1/5 del suministro mundial de energía, según la Agencia Internacional de Energía.

Así, el IaaS resuelve parte del problema, al permitir a empresas más pequeñas usar la infraestructura y tecnología de gigantes como Amazon, Google o Microsoft, reduciendo así su huella medioambiental. Pero no todo es oro lo que reluce, porque las instalaciones de estos gigantes pueden llegar a emitir ingentes cantidades de carbono. La dicotomía es clara: mientras estos grandes operadores no alcanzan (todavía) los objetivos de sostenibilidad, ayudan a que otras empresas sí los cumplan.

 

Pintando de verde el sector cloud

La industria del cloud y de los centros de datos se enfrenta al gran reto de adherirse a los estándares y compromisos de sostenibilidad globales. Mientras el IaaS se presenta como una buena opción para empresas más pequeñas que quieren reducir el impacto ambiental de sus operaciones, los grandes players del sector tienen todavía un largo camino por recorrer.

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